El municipio de Montemor-o-Velho, situado en la fértil región del Baixo Mondego, invita al descubrimiento de su rica historia y la belleza de sus paisajes fluviales. Este territorio, moldeado por la presencia del río Mondego, es conocido por su vasta extensión de arrozales, que pintan el paisaje con diferentes tonos a lo largo de las estaciones.
En lo alto de una colina, domina la imponente silueta del Castillo de Montemor-o-Velho, un monumento nacional con siglos de historia. Sus murallas fueron testigos de importantes momentos de la historia de Portugal. Al recorrer sus caminos, el visitante puede admirar la arquitectura medieval y disfrutar de una amplia vista sobre la vasta llanura del Mondego, sus marismas y los campos agrícolas.
Dentro del perímetro del castillo, se encuentra la Iglesia de Santa Maria de Alcáçova, un edificio religioso que complementa el conjunto histórico. La tranquilidad del lugar y la perspectiva que ofrece sobre la región circundante permiten una inmersión en la herencia cultural del municipio.
Más allá de su legado histórico, Montemor-o-Velho está marcado por su naturaleza. Las marismas del Mondego, áreas de gran fertilidad y biodiversidad, son importantes para la agricultura y la observación de aves, reflejando la armonía entre la intervención humana y el entorno natural.
Sabores auténticos que cuentan la historia de nuestra tierra