Situado en el barrocal algarvío, el municipio de Silves ofrece un viaje envolvente por la historia y la belleza natural de la región. Distinguiéndose por su patrimonio, antaño fue una próspera capital del Algarve moro, y hoy conserva un ambiente de tranquilidad y autenticidad.
El paisaje de Silves está dominado por vastos huertos de naranjos, cuyos aromas y colores se extienden por las colinas, especialmente en época de cosecha. El río Arade, que serpentea por el municipio, añade un elemento de serenidad al paisaje, invitando a momentos de calma observación.
El imponente Castillo de Silves, edificado en el punto más elevado de la ciudad, es un testimonio majestuoso de su pasado glorioso. Sus murallas rojizas, construidas en taipa, cuentan siglos de historias y ofrecen vistas panorámicas sobre la ciudad, el río y el paisaje circundante. Cerca del castillo, la Catedral de Silves es otro punto de gran interés, mostrando la transición de la antigua mezquita a un templo cristiano.
Pasear por las calles de Silves es descubrir un ritmo de vida más tranquilo, donde la tradición se funde con el paisaje natural. Es un lugar que invita a la exploración a pie, a la apreciación de la arquitectura y a la contemplación de su entorno único, lejos del bullicio costero, pero con fácil acceso a sus maravillas.
Sabores auténticos que cuentan la historia de nuestra tierra