Almada, un municipio en la orilla sur del estuario del Tajo, en el distrito de Setúbal, ofrece una perspectiva única de la capital y un extenso frente atlántico. Su privilegiada ubicación, en la confluencia del río con el océano, ha moldeado su identidad y paisaje a lo largo de los siglos.
Históricamente, Almada tiene una fuerte conexión con la navegación y la defensa de la barra de Lisboa. Su posición estratégica la convirtió en un punto de observación y un lugar de paso importante. El desarrollo del municipio está intrínsecamente ligado a su proximidad con Lisboa y a su relación con las actividades marítimas.
La geografía de Almada es diversa, abarcando zonas ribereñas junto al Tajo, áreas urbanas densas y una vasta línea de costa oceánica. Esta costa se caracteriza por extensas playas de arena y, en algunas secciones, por imponentes acantilados. El paisaje es un mosaico de ambientes, desde la tranquilidad estuarina hasta la energía del mar abierto.
El municipio presenta un ambiente que combina la vida urbana con la proximidad de la naturaleza. La brisa marina es una presencia constante, y la luz particular que se refleja en el estuario del Tajo le confiere una atmósfera distintiva. Es un lugar que permite observar la dinámica del río y del mar, y que se ha desarrollado basándose en estas influencias geográficas e históricas.
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