Categoría: Arqueología > Poblado fortificado
Distrito: Beja > Ourique > Marchicão
El Castro de Cola se alza sobre una colina de esquisto de unos 200 metros de altitud, en un punto aislado del paisaje alentejano, cerca de la ribera del Marchicão y del río Mira. La posición elevada permite un amplio dominio visual sobre el territorio circundante, revelando la importancia estratégica del lugar a lo largo de los siglos.
Inscrito en la freguesía de Panóias, en el municipio de Ourique, este antiguo poblado se sitúa entre zonas de montado, cursos de agua y áreas agrícolas, a unos 12 km de la villa de Ourique y a 6 km de la pequeña aldea de Palheiros. El entorno está marcado por una tranquilidad rústica y por vistas despejadas, en un ambiente que invita a la contemplación.
Habitado de forma intermitente desde el Neolítico hasta la Edad Media, el Castro de Cola atestigua la larga presencia humana en esta zona del Alentejo. Su fase más destacada se dio durante la Edad del Hierro y, más tarde, en el período islámico, cuando se transformó en una pequeña fortificación con funciones defensivas y administrativas.
El nombre “Cola” podría derivar del término árabe Qal’a, que significa “fortaleza”. Este origen está de acuerdo con el papel que desempeñó el lugar como puesto estratégico durante el período musulmán, posiblemente conocido como Marjiq o Marachique. Incluso llegó a ser la sede de un pequeño concejo, con carta de fuero concedida en el siglo XIII, antes de ser gradualmente abandonado en el siglo XV.
Las ruinas del castro muestran un recinto amurallado de forma irregular, con unos 330 metros de perímetro, construido en piedra de esquisto. Algunas torres de planta cuadrada reforzaban la estructura, y la entrada principal se hacía por una puerta acodada, una configuración típica de las fortificaciones islámicas del sur de la Península.
En el interior, se identifican vestigios de casas, almacenes, talleres y una cisterna excavada en la roca. El espacio se dividía entre una zona de uso militar y otra con funciones habitacionales y comerciales. También hay señales de ocupación fuera de las murallas, en las laderas orientadas hacia el río y la ribera, lo que sugiere una comunidad bien estructurada.
Junto a las ruinas se encuentra el Santuario de Nossa Senhora da Cola, cuya devoción está arraigada en la población local. Es uno de los centros de romería más antiguos de la región, con testimonios de manifestaciones religiosas desde, al menos, el siglo XIX. La leyenda de la imagen milagrosa que regresaba sola a su lugar de origen aún está viva en el imaginario popular.
Varias cantigas tradicionales hacen referencia a la Senhora da Cola, reflejando la importancia cultural y simbólica de este santuario en el Alentejo. Alrededor de la colina, persisten creencias populares ligadas a la fertilidad y al poder de las piedras, manteniendo viva la conexión entre el espacio sagrado y la vida cotidiana de las comunidades rurales.
Las excavaciones revelaron un expolio diversificado, que incluye objetos desde finales del Neolítico hasta la Edad Media. Destacan piezas de cerámica, cuentas de vidrio, instrumentos ligados a la tejeduría, fragmentos de columnas romanas, lápidas con inscripciones árabes y herramientas agrícolas.
Los primeros estudios sistemáticos fueron realizados por Abel Viana, entre 1958 y 1964, y permitieron reinterpretar el Castro de Cola como un importante núcleo islámico. Desde entonces, el lugar ha sido objeto de intervenciones arqueológicas y de conservación, estando clasificado como Monumento Nacional desde 1910.
Fuentes: https://pt.wikipedia.org/wiki/Castelo_de_Cola
Licencia: https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.pt
Coordenadas DD: 37.578989,-8.300612
Coordenadas DMS: 37°34'44.4"N 08°18'2.2"W